
El 2022 ha sido uno de los años más extraños de mi vida. En el que menos he dormido. Más he llorado, con diferencia. Menos he leído. Y no puedo decir que sea en el que más haya escrito, pero sí en el que más he competido y ganado.
Como escritora independiente, me seleccionaron el relato “Bucle” en la antología Legado (que Eduardo Enjuto y yo reseñamos aquí en su momento y que pronto dejará de estar disponible en Amazon); “El color de la carne”, en la convocatoria Tripa vacía de la revista Literentropía (para un número que al final será publicado, y pronto: a principios del año que nos viene); y mi relato “El límite del Universo”, en la convocatoria Visiones para la antología Sueños, Visiones, Terrores de La Cuaderna del Norte (disponible en Amazon).
Este año, además, inicié una colaboración para escribir a cuatro manos con Jesús Durán y no se nos ha dado del todo mal, la verdad.