¡Pobres, pobres libros de aventuras!
¿Te das cuenta de que ya nadie escribe libros de aventuras?
No, no me he expresado bien. No digo “sagas”, digo “libros”, obras que se empiezan, se terminan y ya está. Una aventura, un libro. Sin “continuará”. Sin “orden de lectura”. La culpa de todo, como ya sabemos, la tiene Tolkien por escribir un libro tan grueso que se publicó en tres tomos y dio origen a las famosas trilogías.
¡Escuchadme, escritores noveles que no empezáis a escribir relatos, ni siquiera novelas cortas! ¡Escuchadme, todos aquellos que os sentáis a escribir una maldita y puñetera trilogía!
¡Las trilogías no existen! ¡Son los editores quienes separan los libros en volúmenes publicables!
De acuerdo, esto no es del todo correcto, pero la intención está clara, ¿verdad?