En una ocasión le pidieron a Neil Gaiman que resumiera su obra The Sandman en una sola frase.
“Imposible”, pensé yo. “Una obra tan compleja no puede resumirse”. Pero él sí supo hacerlo, y dijo (más o menos):
El Señor de los Sueños aprende que llega un momento en el que se debe cambiar o morir, y toma una decisión.
Sandman y su familia, versión cabezona
A estas alturas de la partida, ya sabemos que hay pocos mortales que puedan hablar de tú a tú con la inventiva de este tipo. Algún día se venderán trocitos de su cuerpo como reliquias entre los lectores de todo el mundo. ¿Tú no pagarías por tener un bezoar de Neil Gaiman?
Puag.
Te cuento esto porque me disponía a escribir una historia y una amiga me preguntó de qué iba… Intenté resumirla o al menos reseñarla en una frase… y no supe hacerlo. O peor aún, el resultado era horroroso
Es la historia de una mujer que… uh… se junta con una serie de personas y lo que quiere es… no recuperar exactamente su vida, sino empezar… esto… de cero, pero en un mundo que… ¿Cómo te diría?
En fin, algo así como Cospedal hablando de las indemnizaciones en diferido. Pensé entonces si podría resumir la historia de algunos de mis relatos:
Los que se niegan a morir: Un hombre condenado a morir recibe la ayuda de un dios antiguo con el que no se lleva nada bien, pero que cambia su forma de ver el mundo.
El parlamento de las Plagas: Las Plagas de la Humanidad se cuentan historias sobre las personas que han conocido para decidir si la especie humana merece ser salvada.
Está feo que lo diga yo pero, así contado, parecen historias llamativas, ¿no? Pues eso es lo que creo que debería ocurrir con todas las historias: Si no puedes reseñarla en una frase y que resulte interesante, no la escribas.
¿Que no? Intenta resumir La Sombra del Viento en una frase.
Y ahora admítelo: ¿A que parece un tostonazo?
Normal.
“En la Barcelona de la posguerra, el villano de uno de los libros favoritos de Daniel, cobra vida para ayudarle a desentrañar un misterio que cambiará su vida”.
“En la Barcelona de la posguerra, Daniel Sempere trata de desentrañar el misterio de una novela y su desaparecido autor sin saber que al mismo tiempo le dará un giro mortal a su vida”.
Yo no soy escritora así que supongo que se puede hacer mil veces mejor, pero aún así no me suena a tostonazo. Considero que La Sombra del Viento es una magnífica historia, bellamente construida y escrita de forma impecable. Ya quisieran muchos, escribir con la mitad de su imaginación y de su técnica.
Aparte de eso, estoy de acuerdo con el artículo.
Vaya, Laura, pues te han quedado bastante bien esas sinopsis, jeje.
No te tomes muy en serio mi comentario, es más una broma que otra cosa… Explico el porqué.
Con La Sombra del Viento tengo una relación extraña… Cuando lo empecé a leer pensé que era un libro muy bien escrito con un punto de partida interesante. Según avanzaba, me daba la sensación de que era poco más que un libro muy bien escrito, es decir, como una serie de ideas puestas en común con el único denominador de ser fieles a esa estética de posguerra tan nostálgica y, por qué no decirlo, tan manida. Al terminarlo, pensé “vaya, no está mal, después de todo” y ahí quedó la cosa.
Entonces llegó el boom. Todo el mundo a mi alrededor empezó a decir que era un libro maravilloso, fantástico, escrito con plumas de ángel sobre la espalda de las musas, ya sabes, hablando de él como si no hubiera un mañana.
Y me harté. Como respuesta a algunos comentarios a mi juicio demasiado exagerados (el mejor libro del siglo, etc, etc), empecé a decir que me parece un libro, en general, sobrevalorado y que utiliza recursos muy cómodos, muy pensados para agradar, es decir, frases, escenas y personajes creados con el único fin de gustar con elegancia, como una película de Garci pero menos obvio.
Así que utilizo de vez en cuando el recurso de meterme con El gran Libro del Siglo por si encuentro a alguien que piense como yo…
Hasta ahora, no lo he logrado, jeje.
Y ahora, una puntualización importante: Vendería mi alma por escribir la mitad de la mitad de bien que como escribe Zafón. Tendría otro estilo, desde luego, pero que este hombre es un genio con las palabras, es indiscutible, y que sabe escribir buenas historias, leyendo otros libros (anteriores, es curioso) también.
Y, por supuesto, vendería el alma de amigos, familiares y gente con la que me cruzo por la calle, por tener una pizca de su éxito. Lo mío es envidia sin disimular.
¡A cada cual lo suyo! 🙂
Gracias por el comentario, Laura. Me has obligado a reconocer que La Sombra del Viento es un libro bue… fantas…. marav….
Nada, que no puedo decirlo. ¡Pero lo he intentado!
Olvidé dejar mi nombre en el comentario anterior!