FELIZ 2025 CON POEMAS

Entrada y textos escritos por Libertad García-Villada y Jesús Durán.

Quedan pocos días para finalizar el año y compartimos seis poemas (incluye un tanka y haikus) que no han tenido la fortuna de ser seleccionados. La mayoría, vale decirlo, se compusieron para concursos de Zenda. 

Pese a Zenda, logramos este año algunos nuevos triunfos, los cuales actualizaremos en breve en nuestras respectivas biografías literarias. 

Esta entrada se complementa con otra similar en el apartado de relatos

Esperamos que os gusten.

Hasta el último momento


Decidí hablarles a los sueños,
porque,
¿dónde existía en realidad?
Se acumulaba mi vida
las risas contenidas,
conversar entre nosotros,
palabras:
¡qué poder poseen!,
¡qué silencio
cuando se apodera
de mis sentimientos la añoranza!
Y te anhelo, sí, todo el tiempo.
Y persigo,
cada día,
tu compañía.
Una perpetua ilusión,
una idea que se mantiene inseparable;
una razón;
un diálogo que no puedo evitar,
imaginando qué contestarías.
Cada instante se percibe
vacío.
Un tormento.
Y siento que moraré en otro
lugar hasta
el último momento.

Encadenados 
(haikus encadenados)

Empieza el día;
veinticuatro horas más.
Son solo tiempo.
-
Noto tu ausencia,
rasga lo cotidiano.
Nada me queda.
-
Pienso en ti siempre:
recuerdo nuestras citas.
Tiempos felices.
-
Me pregunto si
lo nuestro era imposible.
Una quimera.
-
Se van rompiendo
las amarras del alma.
El tiempo pasa.
-
No queda ilusión.
No hay nada que esperar.
Ya no hay mañana.
-
Ojalá,
pido,
no haberte conocido.
Falta equilibrio
en este sinsentido.
La despedida


El autobús marchó
dejando la marquesina desierta.
Aún percibía el tacto de sus labios
y en un silencio insoportable
perduraba la palabra adiós.
No había dicho lo que sentía
y ahora le urgía revelarlo.
Compró una postal
de esa cala del pueblo
en la que habían compartido
tantos hermosos momentos.
Y expresó
en mayúsculas,
a modo de grito,
lo que no podía callar.
Quería que quedase por escrito,
con su letra, que fuese personal.
Y con el sello la dejó ir
en busca de su destinatario.
Era como si se hubiese despedido
dos veces el mismo día.
El final del verano 
(haiku)


Vuelan las hojas
Mariposas que migran
Duele su ausencia
Otro día

Mismo camino, pasada la fuente,
y mismo andar ligero
a pesar de la edad,
y misma cantinela
que se dice:
«Descansaré cuando ya
no haya más que enseñar».
Cercana el aula, aminora el paso,
desconoce si sus alumnos estarán
al completo hoy.
A veces algunos
no pueden llegar.
No le preocupa;
de aquellos que no asistan,
se acercará por la tarde
a las casas,
a enseñarles
para que no pierdan clase.
Porque allí la vida
no se basa en matemáticas, ni historia,
no se rige por notas;
en el pueblo
ella es parte de ilusiones y sueños,
es maestra,
entre adobes y tapiales,
de otoño a verano.
Otro día.
Uno más.
La penúltima estación
(tanka)

Sin hacer ruido
va cayendo mi mundo,
como las hojas;
ha llegado el otoño,
los días son más fríos.
Y nuestro brindis por un 2025 lleno de alegrías

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.