Ya hemos hablado aquí en alguna ocasión de lo curioso que resulta analizar una película o un libro bajo prismas poco habituales, como cuando aplicamos el Test de Bechdel.
Hace poco he leído una recopilación de test similares que resultan interesantes y graciosos, los puedes ver aquí:
Test similares que resultan interesantes y graciosos
Me hace mucha gracia éste, especialmente:
EL TEST DE LA LÁMPARA SEXY
Si sustituimos a las mujeres de la película por lámparas sexys, ¿la historia sigue funcionando?Este test muchas veces se quedaba corto, porque las mujeres en algunas películas eran vehículos de información y eso hacía que fallara, así que existe una actualización llamada “el test de la lámpara sexy con un post-it”, donde puede haber un mensaje escrito para los protagonistas masculinos. ‘Transformers’, ‘El gran Gatsby’ o ‘Superman, el hombre de acero’ podrían tener sus papeles femeninos interpretados por lámparas.
Superman podría meterle la lengua a una lámpara hasta el enchufe, porque él no se electrocutaría. Está todo pensado.
Pero sobre todo me he fijado en el test de Ellen Willis, que dice más o menos así:
Si los géneros de los personajes se cambian ¿la película sigue teniendo sentido?
Obviamente, este test sólo puede aplicarse cuando las connotaciones de género son prescindibles, algo que no ocurre en una ficción histórica o una adaptación. Me he fijado en él porque en la mayoría de las novelas o películas ambientadas en la actualidad, tanto comedias románticas como acción descerebrada pura y dura, si cambiamos los géneros, el resultado es una risa. ¿Por qué? Porque queremos ver a los hombres actuar, y a las mujeres posar.
¿Que no?
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Además de lo obvio, esto significa que muchos de los personajes de nuestros libros o películas favoritos están mal construidos, porque no reflejan lo que haría una persona en una determinada situación, sino lo que haría “un hombre” o “una mujer” ante esa situación. ¿Somos tan diferentes? ¿De verdad? Según muchos hombres sí, somos TAN diferentes que por eso las cosas son como son y deben seguir como están.
No me pongas excepciones como ejemplos, por favor, que somos mayorcitos. Hablamos en líneas generales. Y en líneas generales, no nos gusta ver a mujeres en papeles de hombres, es decir, cortando los cables de la bomba, tomando la iniciativa, salvando al rehén, ligando si tienen más de cuarenta años (y menos con un hombre más joven), etc, etc. Con otras palabras: No nos gustan las mujeres que ven porno, ni los hombres que buscan una chica para casarse con ella. Somos así de simples.
No voy a decir títulos de libros, pero piensa en el último que has leído. ¿Podrías cambiar el género de los personajes? Si es así, la historia está bien construida, pero… ¿Los personajes resultarían creíbles? ¿O serían una parodia?
Conclusión barata: Si al cambiar el género los personajes son una parodia, eso significa que la obra original recurre a estereotipos.
Dale una vuelta a esa idea, ya verás qué gracia. La mayoría de películas protagonizadas por adolescentes resultarían un chiste, las de acción ni te cuento, y blablabla.
Menos mal que, de vez en cuando, aparece alguien que se salta esta norma con elegancia y haciendo bien las cosas.
Miraditas que lo dicen todo, sin subtítulos.