Abres un libro, o lees la contraportada, y piensas “vaya, otra historia sobre el mismo tema”.
En este caso, devuelves el libro a su estante y te pierdes una gran historia, o quizá tu intuición te ha ahorrado unas cuantas horas de tiempo que puedes aprovechar mejor haciendo absolutamente cualquier otra cosa. Piensas “más de lo mismo”. A veces tienes razón, y a veces te equivocas.
¿Dónde está la diferencia? ¿Cómo podemos diferenciar, a la hora de consumir, pero sobre todo a la hora de escribir, un tópico manido y aburrido de una historia original e interesante?
No, en serio. ¿Cómo hacerlo? Porque no tengo ni idea. Pero, a lo mejor, si aprendemos a identificar el olor de la caca, podremos evitar pisarla.
El tema te interesa, está bien escrito, pero te aburres como una ostra… ¿Dónde está el problema?
En un foro en el que participo a menudo, un tipo lo ha describo bastante bien. Voy a usar palabras de otro señor para aclararnos un poco:
Robert Mckee, un nombre propio dentro del mundillo de los guionistas de cine y televisión, dice: “Las historias arquetípicas desvelan experiencias humanas universales que se visten de expresión única y de una cultura específica. Las historias estereotipadas carecen tanto de contenido como de forma. Se reducen a una experiencia limitada de una cultura concreta disfrazada con generalidades”
Aquí dice más cosas y está bastante bien:
Es decir, podemos definir un arquetipo como una idea que se puede desarrollar, experimentar y crecer, y un estereotipo como una historia que nos cuenta más de lo mismo.
Por ejemplo, los zombies. Imagina que lees una historia en la que un periodista entrevista a supervivientes de un apocalipsis zombie, mostrando diferentes puntos de vista y formas relativamente nuevas de enfrentarse a la plaga, o bien una historia de un tipo intentando sacar a su nieto fallecido de la tumba, cuando se entera de que los muertos están volviendo a la vida, porque no soporta la idea de perderle. Puede gustarte el libro, o no, pero no lo dejarás porque pienses que ya sabes por dónde van los tiros. Leerás un libro que usa conceptos que ya conoces para contarte una historia nueva.
Imagina ahora la historia de un científico que, en un accidente, libera un gas que hace que los muertos se levanten de sus tumbas y cómo afecta este hecho a un tranquilo pueblo situado cerca de Austin, Texas? Probablemente tires el libro por la ventana y te vayas a dar un paseo.
Esto lo podemos aplicar a casi cualquier género, pero además de ayudarnos a no meter la pata cuando escribamos, nos ayudará a saber por qué una historia que tenía todos los ingredientes para gustarnos, ha resultado siendo una decepción.
Usa sin miedo los arquetipos, pero evita convertirlos en tópicos. Piensa en lo que escribes y en sus puntos fuertes, originales, en lo que estás aportando al lector que no conozca ya, y recuerda: si crees que lo que escribes está muy visto, es que lo está.
¿Te ha quedado claro? ¿Sabes cómo hacerlo?
Yo tampoco.