Los libros de Terry Pratchett no admiten medias tintas: o te encantan o los adoras. Pero hay gente que intenta leer Mundodisco, su obra más extensa (treinta y tantos libros) y se le atraganta. Y aquí estoy yo para deciros cómo adentraros en ese mundo sin que se os haga bola.
Qué es Mundodisco
Simplificando un poco, se llama así al conjunto de libros de tono humorístico escritos por Terry Pratchett que se ambientan en un mundo ficticio que es el, obviamente, Mundodisco, un disco plano sujeto por cuatro elefantes montados en el lomo de una tortuga, que surca el espacio. Algo parecido a esto:
Eso no es más que un “punto de partida” que no tiene relevancia casi en ningún libro. Pero que conste: Pratchett no era terraplanista. A ver si la vamos a liar.
Cada libro se suele centrar en un personaje o grupo de personajes, de modo que en realidad no necesitas leerte todos los libros por orden, aunque sí conviene empezar por el “primer libro” de cada grupo de personajes. ¿Me he explicado? Aquí lo hacen bastante bien.
Por qué debo leer los libros del Mundodisco
¿Por el humor? No, aunque admito que yo me he echado unas buenas risas con él. ¿Por las historias? En parte sí, pero no son lo más importante.
¿Por las emociones? Puede. La obra de Terry Pratchett es como encontrarte con un amigo de la infancia, como la primera copa de la noche y como darle una calada a un cigarrillo de la risa*, todo a la vez.
*Supongo. No lo he probado nunca. Y no volveré a hacerlo.
En Mundodisco hay personas sencillas, grandes reyes, buenas personas y monstruos horribles, que también suelen ser personas. Los personajes recurrentes evolucionan, crecen y se vuelven más interesantes, hasta el punto de que, a pesar de los esfuerzos del autor, algunos de ellos eclipsan a todos los demás. Pero como ocurre con una buena serie de televisión, para llegar a los capítulos más interesantes hay que conocer los anteriores que, sin ser malos, no son los mejores del conjunto.
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y ya por fin, cómo empezar a leer Mundodisco
Voy a poner como ejemplos tres libros que son una buena opción para empezar: Ritos Iguales, Dioses Menores y Guardias, Guardias.
Tercer libro del Mundodisco. Es el inicio de las “saga de las brujas”. Un mago cede su bastón y su poder a Eskarina, pero como es una niña, no puede ser un mago, sino una bruja. Ella, sin embargo quiere ser un mago. Hum.
Ésta es una historia sobre la magia, sobre lo que hace, y quizá más importante, sobre cómo surge y por qué, aunque la historia en sí no pretende responder a todas estas preguntas. A lo mejor ni siquiera a algunas de ellas. ‘ En cambio, es posible que contribuya a explicar por qué Gandalf no se casó nunca, y por qué Merlín era un hombre. Porque esta historia también habla sobre el sexo, aunque no en el sentido atlético-deportista de cuenta-las-piernas-y-divide-por-dos, a menos que los personajes escapen por completo del control del autor. Que podría ser. En cualquier caso es, por encima de todo, una historia sobre el mundo. Atención, que empieza. Ni pestañeéis, que los efectos especiales son de los caros.
¿Es un libro sobre la igualdad? ¿Sobre feminismo? ¿Sobre las costumbres y las tradiciones? No sé cómo definirlo. Es un libro sobre brujas y magos. Sobre las costumbres de los pueblos y las ciudades, y sobre el rechazo a lo desconocido. Si quieres ver más allá, es cosa tuya.
En cualquier caso, hay gente que piensa que las brujas, unos personajes fantásticos, en este libro casi no aparecen y que, puestos a leer sobre ellas, es mejor empezar con Brujerías, el segundo libro de la saga (un homenaje a Macbeth, por cierto). No es mala opción y tiene un toque más especial.
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Y ahora consideremos el caso de la tortuga y el águila. La tortuga es una criatura terrestre. No se puede vivir más cerca del suelo (sin estar debajo de él). Su horizonte no va más allá de unos centímetros. La velocidad que puede alcanzar es la que necesitas para perseguir y abatir a una lechuga. La tortuga ha sobrevivido mientras el resto de la evolución pasaba junto a ella y la dejaba atrás ya que, básicamente, era demasiado complicada de comer y no representaba una amenaza para nadie.
Y después tenemos al águila. Una criatura del aire y las alturas, cuyo horizonte se extiende hasta el límite del mundo. Ojos lo bastante agudos para detectar los movimientos de un animalito de voz chillona a medio kilómetro de distancia. Toda poder, toda control. La muerte súbita que llega volando. Uñas lo bastante afiladas para desayunarse cualquier cosa que sea más pequeña que ella y obtener, como mínimo, un desayuno rápido de cualquier cosa que sea mayor.
Y el águila pasará horas posada en un risco escrutando los reinos del mundo hasta detectar algún movimiento lejano, y en ese momento de pronto se concentrará, concentrará, concentrará en el pequeño caparazón que se mece entre los arbustos allá abajo en el desierto. Y entonces el águila se lanzará desde lo alto del risco… Y un minuto después la tortuga descubre que el mundo se está alejando de ella. Y ve el mundo por primera vez, ya no a unos centímetros del suelo sino a doscientos metros, qué gran amiga tengo en el águila.
Y entonces el águila la suelta. Y casi siempre la tortuga se precipita hacia su muerte. Todo el mundo sabe por qué la tortuga hace esto. La gravedad es una costumbre a la que cuesta mucho renunciar. Nadie sabe por qué el águila hace esto. No cabe duda de que hay un buen almuerzo en una tortuga pero, teniendo en cuenta el esfuerzo que requiere, la verdad es que hay un almuerzo mucho mejor en prácticamente cualquier otra cosa.
Lo que ocurre es, simplemente, que las águilas disfrutan atormentando a las tortugas. Pero el águila, por supuesto, no es consciente de que está tomando parte en una forma muy tosca de selección natural. Algún día una tortuga aprenderá a volar.
Aquí tenemos un libro de aventuras, con héroes, elegidos, villanos, acción y todas esas cosas llenas de dobles y efectos especiales. Y quizá pienses que habla de las personas poderosas, y también de las humildes. ¿Habla de la fe? Desde luego. Y al terminarlo verás que esa introducción de águilas y tortugas tiene muchas lecturas. Al menos dos. No sé si más, pero en fin, dos ya está bien.
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Dedicatoria.
Puede que los llamen «La Guardia de Palacio», o «La Guardia de la Ciudad» o «La Patrulla». Sea cual sea el nombre, su función en cualquier obra de fantasía heroica es siempre la misma: más o menos a la altura del capítulo tres (o a los diez minutos de empezar la película) entran a saco en una habitación, van atacando al héroe de uno en uno, y mueren por orden. Nadie les pregunta nunca si es eso lo que quieren hacer.
Este libro lo dedico a esos abnegados hombres.
Con este libro se inicia la “saga de la Guardia de la Noche”, que es mi favorita. Creo. No sé, quizá junto con el resto de sagas.
Pero la auténtica protagonista aquí es la ciudad. Si tienes tus dudas, o si ya lo has intentado antes y quieres darle otra oportunidad a Mundodisco, prueba con este libro.
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¿No te pica la curiosidad? ¿No te apetece embarcarte en este inmenso y maravilloso viaje?
Sí, es verdad. Te encontrarás con algún libro que tendrá pasajes un poco pesados o que se enrollará mucho con algo que no te interesa, pero no dejes de leer por eso. Yo a veces leo una página en diagonal para avanzar una parte que no me gusta y no pasa nada, y esa práctica es válida para cualquier libro.
Nunca habrá una serie de televisión o una película que capte el espíritu del Mundodisco, así que tú verás. Pero te lo advierto: no hay nada igual. Terry Pratchett es un género en sí mismo, y no puede describirse. Hay que descubrirlo por uno mismo.