Ya he dicho en otras ocasiones que mi ciudad es fea, pero también que tiene sus rincones interesantes.
A veces, el interés de algo se encuentra en los ojos del que mira y no en el mundo que tenemos frente a nosotros. Hay gente que incluso encuentra interesante el concurso de Eurovisión, ¿verdad? Pues eso quiero decir, que hay de todo.
Hace unos días, paseaba por un parque que hay en el centro (en todo el puñetero centro) de la ciudad. Encontré unas escaleras medio ocultas por la vegetación. Las subí. El paisaje es sorprendente. Yo debía parecer un tontaina, ahí de pie, sacando fotos con el móvil como si no hubiera visto nunca un árbol.
Nadie diría que esta fotografía está sacada en el Campo Grande, ¿verdad? Uno de los personajes que me da la lata por las noches vive en una ciudad y sale a pasear por las noches, para olvidar el trabajo en el que se ha metido y porque no duerme bien desde que decidió… Bueno, esa es otra historia. El caso es que, estoy seguro, buscará rincones como éste para desconectar del mundo y reflexionar sobre su siguiente movimiento. Cuando tenga que escribir acerca de estos paseos, tendré una referencia, una idea de lo que busca, de lo que encuentra y de cómo se siente.
La inspiración nos asalta en cualquier momento. Escuchando esta canción, el personaje anodino de uno de mis relatos se ha convertido en un viejo rocker apasionado por la vida y la música, lo que hace mucho más interesante su forma de ver las cosas cuando se ve postrado en una cama. Los detalles dan forma a una narración y profundidad a los personajes.
A veces, los rincones que nos inspiran se distorsionan y, en nuestra mente, nos juegan malas pasadas… A veces, un enorme rostro de piedra y madera te observa desde las sombras de las esquinas y te cuenta su historia. Lo bueno de estos seres que no ve nadie excepto tú, es que nunca te demandan por contar sus intimidades.
Vale, admito que hay que echarle imaginación para ver una cara en el fondo de la imagen. También que he utilizado un filtro y he añadido un destello en la cuenca del ojo izquierdo. Cada uno se ilusiona con lo que quiere… Lo mío son los rincones oscuros.