¿Que no? Lee este artículo que recupero de un blog antiguo, lee cómo me lamento y me quejo amargamente… Los escritores, además de desgraciados, nos quejamos más que un agricultor.
Compara el acto de escribir y todo lo que implica, con el resto de proveedores de ocio que tienes a tu alrededor. Los escritores sólo tenemos una forma de llegar hasta ti: Mediante la publicación, física o digital, de nuestro trabajo. Nada de bolos en festivales o de exposiciones en salas de cultura. La publicación es el objetivo, el principio y el final de nuestra obra.
Una canción se escucha en unos minutos. Un cuadro se ve en menos tiempo aún. Pero echar un vistazo rápido a una novela, lo justo para ver si tiene una cierta calidad y te va a gustar, requiere horas. Es difícil dedicarle tanto tiempo a un desconocido cuando tantas obras similares se acumulan en tu escritorio o tu carpeta de descargas.
Gente esperando a que un autor poco conocido saque su nueva obra.
Decía que los escritores tenemos una ambición: que nos leas. Gracias a Internet tenemos blogs, foros y editoriales que publican nuestras novelas en formato digital aunque tengan más faltas de ortografía que la puerta de un baño de discoteca del extrarradio.
¿Significa eso que vamos a llegar hasta ti? Ni mucho menos. Al no contar con ningún método de control, al no existir un filtro, al ser gratis, los autores noveles escribimos, subimos nuestras novelas a la red y proliferamos como hongos: Cualquiera puede escribir y todos somos escritores. Y así nos va, espantando al personal por saturación.
Algún día yo seré uno de esos. Así que casi mejor olvida todo esto que he escrito.
Teniendo en cuenta lo que he dicho antes, te voy a pedir dos favores:
1. No seas condescendiente y no des por buena cualquier cosa que leas por ahí.
2. Valora el esfuerzo de un escritor y recompénsalo.
¿Cómo? Disfrutando de la lectura*. No pedimos más.
* porque si disfrutas con lo que escribimos, antes o después alguien pagará por hacerlo, digo yo.