Literatura y una terrible borrachera

No, no voy a hablar de los escritores con una cierta afición a empinar el codo. Ya hay muchas páginas, estudios y libros dedicados a estudiar la obra de Bukowsi, Poe, Kerouac y todos esos.

La lista de escritores con problemillas con el alcohol es larga. Faltan muchos, desde la princesa…

No, esa no, la otra

Bueno, sí, también esa en la que están pensando.

hasta todos aquellos que sólo han podido escribir grandes obras una vez que se han alejado del alcohol. Esos autores, lamentablemente, no son tan interesantes y no se habla de ellos.

Pero no voy a hablar de esa gente. Sólo quería contarte un cotilleo, una anécdota, una cosa curiosa que me ocurrió el otro día.

Me agarré una trompa de campeonato. Fueron quince horas de fiesta seguidas con los viejos amigos, en las que comimos, bailamos, bebimos un montón y, sobre todo, nos reímos lo que no está escrito.

Hablar de libros cuando has perdido la cuenta de las copas es divertido. Hablamos de lo pesado que es Orson Scott Card escribiendo sobre niños, de las páginas y subtramas que le sobran a Danza de Dragones, de lo mala que es la continuación de Los Pilares de la Tierra y cuyo nombre no recuerda casi nadie, del éxito de las novelas populares y ¡qué narices!, algo tendrán para gustarle a tanta gente. De los libros que nos avergüenza leer (¡y disfrutar!), del humor, de Ricky Gervais, del tiempo que los niños pasan con el móvil y no con un tebeo, de que la juventud está educada con la parte amarga de un pepino, y de que, en general, estar vivo es una experiencia fascinante.

La gente que tenemos varios libros en la mesilla de noche, no sé por qué, nos reconocemos entre nosotros y, muchas veces, compartimos un sentido del humor extraño.

En fin. Uno de mis amigos prometió hacerme la competencia con un blog llamado Verdades y Paranoias. Nos costó mucho dar con el nombre. Ahora que lo pienso, parece la campaña de un partido político cuando mira de reojo a la competencia.

Fue una noche larga y divertida, de esas que pasas con personas que te hacen sonreír cuando las cosas van mal, con las que te sientes cómodo en cualquier situación.

Amigos, dicen que se llaman. Comenté hace tiempo, en otro blog, que lo define muy bien Brendan Finn.

– ¿Magia? -dice- Te mostraré la magia del tintineo de los vasos al brindar, de la cerveza que se tiñe de negro, de la voz que cuenta una historia… De cien sonrisas que burbujean hasta la carcajada y cierran la puerta dorada al frío del exterior.

 

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