La señora Bovary, esa casquivana

 

La señora Bovary, de Gustave Flaubert, es, como todo el mundo sabe, un clásico de la Literatura Universal. No obstante, mi impresión es que en nuestro país no se ha leído mucho, así que he decidido escribir esta reseña.

¿Qué nos cuenta La señora Bovary? La historia creo que es bien conocida:  trata de las aventuras y desventuras del señor Bovary y su mujer adúltera en la Francia rural del siglo diecinueve. Es decir, que la novela cuenta la vida de él, pero está centrada en ella. La señora Bovary, Emma para los amigos, es un personaje en cierto modo quijotesco: creció leyendo novelas románticas y, a falta de una madre que le abriera los ojos, terminó por creer que las relaciones amorosas en la realidad debían ser como las descritas en estas ficciones sentimentales que tanto la encandilaban. Así que, cuando se casa con el primer hombre que muestra interés por ella, viene el palo, claro, porque el matrimonio es rutinario y aburrido y una tumba para las pasiones. Más aún el suyo, por cuanto está condenada a vivir en un pueblo minúsculo de Normandía en el que nunca sucede nada de nada y su marido es un médico que pasa fuera de casa, trabajando, todo el día. Y Emma, que es muy joven cuando comete matrimonio, está desesperada por enamorarse y vivir una pasión sin igual y por llevar una vida de lujos y fiestas, parisina. Es decir, que es carne de cañón para cualquier hombre un poco sofisticado, de ciudad, que le diga tres palabras bonitas. El drama está servido. No es este un argumento que ahora mismo llame la atención, si bien cuando fue publicada por vez primera La señora Bovary, fue censurada y a Flaubert le costó un juicio “por ofensa a la moral pública y religiosa y a las buenas costumbres”. Pero que no se moleste el lector en buscar erotismo alguno en sus páginas: todo el sexo que contiene tiene lugar entre bambalinas; eran otros tiempos.

Normandía es un lugar muy pintoresco.

 

¿Qué nos cuenta realmente La señora Bovary? Posiblemente tenga muchas lecturas, una de ellas, por ejemplo, es la falta de libertad que tenían las mujeres entonces en comparación con los hombres, un tema plasmado también en otras novelas de la época, como Ana Karenina o El idiota. Pero creo que la más destacada son las terribles consecuencias de intentar salvar a toda costa la distancia que separa lo que tenemos de lo que nos gustaría tener o creemos que merecemos, el choque entre la realidad y los sueños.


“El amor, creía, tenía que llegar de repente, con mucho estruendo y resplandor de rayos, un huracán de los cielos que se le viene encima a la vida, la trastorna, arranca las voluntades como si fueran hojas y arrastra hasta el abismo el corazón entero.”


¿Qué convierte La señora Bovary en un clásico inmortal? A estas alturas, no la historia desde luego. Pero pocas veces, creo, la historia en sí hace que una novela sea inolvidable, porque para bien o para mal, no hay nada nuevo bajo el sol. Es, por supuesto, la manera de contarla. Y Flaubert, aparte de ser uno de esos escritores, como García Márquez, que manejan el lenguaje con una maestría divina, hizo algo que hasta entonces no había hecho nadie: reírse de los protagonistas de su novela, reírse de ellos cruelmente. Para poder hacer esto narró con ironía, llevó la historia al límite de la credibilidad y exageró el carácter de los personajes: Emma es el colmo del egoísmo y de la estupidez; Rodolphe, su primer amante, un seductor nato sin escrúpulos; León, su segundo amante, un pisaverde casi tan estúpido como ella; el señor Bovary, un pobre hombre que adora a su mujer y que no ve más allá de las puntas de sus cuernos… El resultado es una obra que se disfruta enormemente por su impecable lenguaje y porque, sobre todo, divierte. Un detalle a destacar aquí es que Flaubert tenía tan solo treinta años cuando escribió La señora Bovary e impresiona que hubiera adquirido ya un conocimiento tan profundo de la compleja naturaleza humana y sus pasiones como para no solo saber plasmarlas sino también hacer burla de ellas.

Gustave Flaubert, según Wikipedia, fue un personaje bastante curioso.

 

¿Se le puede criticar algo a La señora Bovary? En mi humilde opinión, diría que a veces el lirismo con el que Flaubert la escribió empalaga y resulta excesivo, sobre todo en las descripciones de los paisajes; no hay muchas, pero cansan.


“El agua, que fluye al filo de la hierba, separa con una raya blanca el color de los prados y el de los surcos, por lo que el campo parece un gabán grande, desplegado, con un cuello de terciopelo que remata un galón de plata.”


Y el final parece un poco precipitado, da la impresión de que en la última parte el ritmo de la acción se acelera en comparación con el resto de la obra, como si a Flaubert le hubiera entrado de repente una cierta urgencia por darle fin o como si se hubiera visto obligado a terminarla de una manera que no era la que en el fondo él deseaba. El final, lo desvelaré, es exageradamente trágico, por supuesto, porque una mujer adúltera no merece más que acabar mal o muy mal. Así es la vida.

Y para terminar, tengo que decir que la novela contiene una escena, que ocupa apenas tres o cuatro páginas, cuando Rodolphe seduce a Emma durante la entrega de premios de la feria local, por la que merece la pena leer la novela entera. Es una de esas maravillas narrativas con las que el lector se encuentra solo de vez en cuando y que son un verdadero tesoro. Ahí lo dejo.

Si le quieres echar un vistazo, pincha aquí.

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