Hoy no leerás una reseña convencional, porque lo que verás a partir de este párrafo no puede definirse como tal.
Los motivos se aclararán —surgirán— más adelante; que tampoco es cuestión de revelar toda la información al principio.
Esta es una historia de lecturas y, por qué no decirlo, de constancia: unas líneas de reflexión que dedico a un personaje de ficción y a sus autores, a buenas y «reguleras» lecturas, aunque debo admitir que dicha historia ha estado también marcada por algunos sinsabores, sobre todo en estos últimos años.
Vamos a ello.
Sucedió en el 2014, en verano, un momento ideal para disfrutar de más tiempo de lectura, si tienes vacaciones y/u oportunidad, claro.
Confieso, para justificarme —por favor, lector, no hagas amago de encasillarme—, que, aunque me gusta la ciencia ficción, alterno con otros géneros.
Si bien una buena lectura —agrada— deja huella, poso, sustancia para dar vueltas a lo leído, también busco entretenimiento, evasión; especialmente en verano. Quizá combine bien con una —muy fría—cerveza.
Pues bien, aquel mencionado año y verano, una mañana, me encontraba en una librería, ya desaparecida —muy triste—, cuando encontré una edición de bolsillo de The Relic, publicado en 1995, de Douglas Preston y Lincoln Child. Ya había leído algo de Preston antes —también en verano— y sabía de su colaboración con Child en la serie del agente Pendergast, pero no terminaba por decidirme a leerla. Tal vez al tener el libro en mis manos se produjo algún tipo de encuentro, de mágica conexión. O endiablada.
Lo compré. Bendito Pendergast.
Me encantó: la historia, los personajes, la ambientación, el ritmo, la manera de escribir. Lo disfruté —que no es poco—. Tanto fue así que, antes de terminarlo, compré los otros dos siguientes en la misma edición de bolsillo. A partir de ese momento, Pendergast se convirtió en una constante en mis estanterías. Primero leí todos los pendientes hasta ponerme al día. Después, a partir de 2019, comencé a comprarlos en tapa blanda —no ya de bolsillo— a medida que se publicaban en España. No quería esperar.
Y así hasta este 2024, cuando he terminado el último: Sin una gota de sangre.
Debería reseñarlo. Ya veremos. Maldito Pendergast.
Pero antes, déjame contarte —muy breve— quién es este inconfundible personaje: Aloysius X. L. Pendergast.
Enigmático, con un trasfondo oscuro y misterioso. Trabaja —es un decir, sin duda está en el FBI para entretenerse— como agente del FBI, es muy inteligente, culto, con habilidades en múltiples áreas y una enorme fortuna. Posee vastos conocimientos de literatura, arte, música, delicatessen, lucha, armas, vinos/licores, medicina, objetos de cualquier tipo…, prácticamente cualquier cosa que te imagines. La lista es interminable. En resumen, un tiparraco peculiar.
Sus aventuras se desarrollan en la época contemporánea, aunque involucran —a menudo— aspectos históricos y misterios antiguos. Para que te hagas una idea —y seguro que ya te lo has imaginado—, es un Sherlok Holmes moderno, al estilo de Benedict Cumberbatch, con todas sus impertinencias y características asociales.
Podría parecer un personaje odioso y pretencioso, pero los autores saben dosificar sus diálogos y apariciones, todo muy bien orquestado dentro del contexto de la novela —de todas ellas— con historias que combinan la investigación con lo sobrenatural. Oh, ¿no te lo había mencionado? Pues sí, las novelas están llenas de elementos sobrenaturales.
Aquí radica uno de los aspectos que aprecio de la serie: esa fusión única entre el thriller de investigación y lo sobrenatural. En un mundo literario donde muchos autores se limitan a fórmulas —que no son para nada malas— predecibles, Douglas Preston y Lincoln Child se atreven a jugar con lo desconocido, introduciendo componentes que desafían la realidad y sus límites. Esto añade una capa de misterio a las novelas, que, sí, las hace tentadoras. Aunque a veces se pasan un poco de frenada.
Y llegados a este punto, ¿voy a reseñar el último libro, Sin una gota de sangre? No, por supuesto que no. Nadie lo compraría por muy bueno que fuera el susodicho ejemplar. Ni siquiera lo recomendaría. ¿Así suelto, de forma aislada? No. Para nada.
No obstante, aquí tienes su sinopsis:
«El inspector Pendergast se enfrenta a uno de los casos más extraños de su carrera en la fantasmagórica ciudad de Savannah, en Georgia, donde aparecen varios cuerpos sin vida a los que se les ha extraído hasta la última gota de sangre».
Incluso una cita:
«—Es un bicho raro. Nunca he conocido a un agente del FBI como él.
—Ni lo conocerá —dijo Coldmoon con irritación—. Es el mejor».
Es probable que Eduardo, el amo y señor del blog, entre en cólera por no hacer una reseña formal de facto. No me preocupa; lo peor —espero— que podría hacer es desahogarse modificando mi foto de perfil. Lo evitaré saliendo ipso facto. De forma elegante, discreta y con estilo.
Allá vamos: ¿cómo reseñar el vigésimo libro de la serie? Ya lo he mencionado, no tiene sentido. Porque es un libro que —aunque autoconclusivo, eso sí, con un final, ejem, abierto— mantiene una estrecha relación con sus predecesores. Una pieza más del enorme rompecabezas que es la serie. Aunque los autores comentan que se pueden leer de manera independiente, considero que todos están «contagiados», engranados de alguna manera por la madurez de los personajes. Es necesario, en mi opinión, leerlos desde el principio.
Añadiré una reflexión sobre lo que significa seguir una procesión de publicaciones como esta durante tantos años. Cierto, va más allá del mero entretenimiento, se convierte en un compromiso, una curiosa relación a largo plazo con unos personajes que conoces, que han crecido, llenando las páginas con sus investigaciones, sus vidas, y atrapándote en sus buenas historias, que no todo son disgustos.
Quieres saber más.
Bendito Pendergast.
Una serie en la que empatizas no solo con el protagonista, sino también con los numerosos personajes secundarios —algunos muy interesantes— que van apareciendo. Estos últimos aportando riqueza, novedad y contraste con el personaje principal. Son ellos quienes se asombran de su capacidad, lo acompañan en las diversas aventuras y comparan sus reflexiones. Algunos personajes quedan atrás, ya sea por desgracia —la muerte— o porque desaparecen sin más, aunque a veces se los menciona: un guiño, un instante de recuerdo para quienes siguen/han seguido toda la serie.
Qué bien gestionan y maquinan los autores estas relaciones entre los actores y las inquietantes tramas que incluyen —por supuesto— peculiares villanos, que van desde asesinos en serie, científicos, o personas con sed de venganza. Todos ellos también suelen ser tan enigmáticos y complejos como el propio Pendergast.
No se trata solo de sus vínculos, sino también de su evolución, de su moral —ambigua y cambiante—, de la aparición de familiares, del amor, de la intriga, el miedo, la tensión. Son narraciones muy bien escritas que te mantienen enganchado a la historia hasta el final.
Con sus luces y sus sombras.
Maldito Pendergast.
Porque engancha. Tal vez porque, al final del libro puede ocurrir un giro inesperado. O la trama se amplía. O un secundario queda colgado, perdido. Vamos, dejar cabos sueltos, que les funciona.
Sin embargo, se nota un declive. No todos los libros son buenos; algunos son flojos, parecen de relleno, con tramas poco elaboradas, y da la impresión que fueron escritos de manera precipitada para cumplir con la publicación anual.
Algunas personas me han preguntado por series de libros para leer. A todos los que les he recomendado la saga de Pendergast han quedado irremediablemente enganchados. Eh, lo siento, no pude evitarlo.
Imagino que Douglas Preston y Lincoln Child escriben para todos aquellos lectores que siguen la serie. Debemos de ser muchos, porque parece que existe una comunidad de lectores fieles, unidos por una cierta fascinación hacia Pendergast. Tal vez incluso se los compran y leen en los meses de verano.
Así lo hago yo.
Bendito Pendergast
Aquí debería —podría— enumerar los libros de la serie e incluso destacar aquellos que me han parecido mejores. Pero no creo que sea necesario. ¿Aleccionar y recomendar leer un par de libros sueltos? No me atrevería.
¿La relación/lista? En las fotografías aparecen veinte libros de la serie —en orden—. Quien desee más información puede encontrar una documentación —actualizada— variada, abundante, inabarcable y excelente en internet. Incluso que se habló de la posibilidad de realizar una serie de televisión. O de la película basada en el primer libro, The Relic, en la que, curiosamente, no aparece Pendergast. Todo eso puedes encontrar —está disponible— si tienes interés y ganas de profundizar.
Maldito Pendergast
Porque voy a tener que esperar un año para el nuevo libro.
¿Te recomendaría la serie? Mejor no me lo preguntes.
Muy bien explicado, aunque el último no me lo he leído, lo haré sin duda.
Gran reseña sobre este personaje.
Agradecido por tus palabras.
«Sin una gota de sangre» te dejará con ganas de más.
¡Gracias por leernos!
Totalmente de acuerdo. Maldito Pendergast. Un personaje auténticamente redondo, con un carácter peculiar, rodeado de personajes igual de interesantes, envueltos por escenarios espectaculares y sumergidos por historias muy bien creadas y escritas. Descubrí el universo Pendergast , también en verano, en Tailandia, y me enganchó.
Es cierto que los primeros libros son increíblemente buenos, y los últimos puede que decaiga un poco, pero al ir incorporando personajes a medida que va avanzando la saga, hace que enganche.
Ojalá una serie con Benedict, lo clavaría.
Si quieres leer un buen libro, con una buena historia, unos buenos personajes, y soltar unas buenas carcajadas ( que ya pocos libros logran eso), conoce al maldito Pendergast.
No conocía este personaje y me han entrado muchas ganas de leerlo todo .