Relato escrito a cuatro manos entre Libertad García-Villada y Jesús Durán.
En noviembre del año pasado participé en una convocatoria organizada por un bar cultural cuyo nombre omitiré. No era Mos Eisley.
Sí, tal cual. Una variación en la organización de mi antigua agenda de competiciones escritoriles. Pero ¿participar en una convocatoria promovida por un bar? Ciertamente resultó de interés; en las bases solicitaban relatos —con un máximo de caracteres— que tuviesen como elemento central de la historia un bar o/y alguna bebida, entre otros requisitos. Se permitían marcas.