Autor: Jesús Durán

LLUEVE

Hoy la entrada se compone de tres poemas relacionados entre sí. 

Una reflexión sobre el amor y el deseo, y el viaje que plantean estos sentimientos.

La mayoría de las veces no somos capaces de demostrar nuestro cariño, lo hacemos de manera oculta, ya que perdemos la ocasión, ese instante apropiado; sentimos turbación, o nos formulamos demasiadas preguntas. Y el tiempo pasa. Y cómo. 

Buscamos cobijo, un lugar firme, que pertenezca a nuestra rutina, y nos escondemos allí dentro cuando esto ocurre.[…]

Última entrada del 2022: MICRORRELATOS

Terminamos el 2022.

En el blog hay dos personas que «velan» por mi buen hacer; de hecho, con Libertad —segunda al mando— suelo conversar a menudo sobre nuestras colaboraciones en curso. En esos momentos aprovecha —yo disimulo y aparento mucha atención— para explicar todo aquello que no me revelaron al entrar a formar parte de Relatos y mentiras.

La verdad es que es mucho y variado.

En una de estas conversaciones —Libertad empieza por temas de relatos y acaba sutilmente con una nueva tarea escritoril— me informó que, para finales de diciembre, preparase todos y cada uno de los microrrelatos que hubiera escrito durante el año en curso […]

«TrasZENDAmos» ganando

Entrada escrita por Libertad García-Villada y Jesús Durán

A estas alturas del año escritoril no puedo estar más contento: he participado en varias convocatorias de relatos y poemas junto con mi compañera Libertad, y algunas de nuestras creaciones han sido seleccionadas.

Comentaré que, además de Eduardo, amo y señor del blog —como casi siempre repito aquí—, se encuentra la mismísima Libertad —cómplice silenciosa—, la cual ejerce de controller —como si de una segunda ama y señora del blog se tratase— de lo que escribo por estos lares.

Es lo que tiene que yo sea el último en llegar —lo que viene a ser el principiante, el último mono— y que ellos, veteranos del blog, ejerzan ese equilibrio entre actuar de mentor y criticar —con o sin cucharilla de postre afilada— lo que subo a la plataforma.[…]

Ausencia

Entrada escrita por un servidor y Libertad García-Villada.

Se termina noviembre.

Hoy puede ser un día cualquiera, o uno un poco especial. Y por esto mismo, puede ser un buen momento para disfrutar de dos poemas.

Cualquier día es bueno para leer poesía.

Ambos los he escrito a cuatro manos con mi compañera Libertad.

La escritura a cuatro manos es un largo proceso de versiones, notas, rectificaciones y cambios. En un relato, el «argumento» no suele cambiar una vez definidos nuestros objetivos, aun con todas las sugerencias propuestas.

En poesía es más complicado. Un solo verso puede cambiar todo el sentido de una estrofa e incluso determinar que haya que rehacer el poema, que acaba siendo otro distinto.

Como comento, es un camino arduo, pero también muy enriquecedor.
[…]

Una historia de supervivencia: Novela de ajedrez, de Stefan Zweig

Una mañana, hace tiempo, cuando todo el mundo aún llevaba mascarilla en el metro —luego justificaré este comentario; parece que estoy relatando un cuento—, iba leyendo de pie en el vagón, con el vaivén del desplazamiento, un libro en formato papel, y me fijé en los otros pasajeros que también estaban en proceso de lectura… en sus móviles. 

No seré yo quien critique el uso de los smartphones cuando mi propio teléfono me informa del tiempo de uso de algunas aplicaciones —ejem, mucho mucho, ¡culpable!—; la cuestión es que, entre tanto dispositivo y personas pendientes de sus pantallas, allí, sentado, había también alguien leyendo un libro en papel. 

Destacaba

Sí, por supuesto que en el móvil puedes estar disfrutando de un texto clásico, o de la Canción de Kali, de Dan Simmons, por poner un ejemplo y por la interesante y reciente reseña de Eduardo sobre esta obra —aquí me marco unos puntos con el dueño y señor del blog, por si para Navidad hay regalos—; pero casualidad: dos libros en papel en todo un vagón con muchos pasajeros. 

Por aquellos designios del destino cruzamos la mirada, imagino que por lo curioso de la situación. Nos sonreímos con los ojos, algo que aprendimos en la pandemia. Ahora casi ni sonreímos: la vida. No dio tiempo para más: el otro lector de papel se bajó en la siguiente estación. Y así acabó esta momentánea historia. Sin embargo, me quedé con el título del libro que leía y su autor: Novela de ajedrezde Stefan Zweig, que pasó, en ese momento, a engrosar mi larga lista de libros pendientes de compra y posterior lectura. Lógicamente no añado a la lista todos los libros que veo, ni siquiera aunque sea en situaciones así. Dos causas lo provocaron: soy aficionado al ajedrez y —al indagar sobre el autor y su extensa obra—, resulta que también escribió poesía.

Página siguiente » « Página anterior