Una performance es, dicho mal y pronto, arte en vivo, es decir, una expresión artística en la que el artista participa no sólo en la creación, sino también, y no puede ser de otro modo, en la exhibición de la obra.
Es una forma incómoda de trabajar, supongo. Estoy seguro de que un artista prefiere desarrollar una obra y que la gente la contemple el tiempo que quiera, a trabajar en una obra durante todo el tiempo que la gente la contempla.
Gente desnuda: una forma artísticamente barata de “provocar” con una performance.
No voy a valorar la capacidad artística de una performance; ni sé hacerlo ni es mi juego: eso deben hacerlo los espectadores (con honestidad, por favor). Pero he visto, y posiblemente tú también, un vídeo de una obra que me ha llamado la atención…
[…]Cuando Marina Abramovic ya era una artista consagrada, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) le dedicó una retrospectiva a su obra denominada The Artist is Present (La Artista está Presente). Dentro de la misma, Marina compartía un minuto en silencio con cada extraño que se sentaba frente a ella. Ulay [su expareja, con la que llevaba 23 años sin verse] llegó sin que ella lo supiera, y esto fue lo que pasó.
Pensé: “Es una performance que, para los espectadores, debió resultar emocionante”. También pensé “Caray, qué improvisación más improvisada, da que pensar”.
Y finalmente pensé “el mérito artístico de todo esto es algo que se me escapa”.
¿Cómo sería una performance literaria? ¿Un tipo recitando una improvisación? No, gracias. ¿Una acción poética? No me convence… Sin embargo, sí hay una forma de trasladar la literatura a una representación en vivo. Yo no lo haré nunca, pero te dejo con los que sí saben hacerlo.
Loquillo, recitando un poema de Gil de Biedma que pone los pelos de punta
Quijote Rap, intro del genial Zenit, poniendo en verso la emoción de las primeras frases.
Quien fuera poeta, y tuviera algo que decir.
Para hacer una performance que no fuera una gilipollez, quiero decir.