Hace poco me encontré un día con que no tenía nada que leer a la hora de comer en el trabajo. La comida, que la hago sola, ahora más que nunca, es el único momento del día en que puedo leer, y guardo siempre una novela en el cajón de mi mesa para este fin. Resulta que justo la jornada anterior había terminado la novela que estaba leyendo y me había olvidado de traer otra sin leer. Desastre. Entonces recordé que en el centro en el que trabajo hay un rincón de lectura e intercambio de libros. A saber, una estantería llena de esos libros que nadie quiere pero que todos recibimos alguna vez como regalo o compramos por equivocación. A su lado hay una mesa con un par de sillas que están siempre vacías. Pero me dije que igual, para variar, era mi día de suerte después de todo y que por qué no echar un ojo a ver si encontraba algo que me atrajera. Y no encontré nada salvo una novela: Medianoche en el jardín del bien y del mal, de John Berendt.
Conozco, conocía, la película del mismo título. De hecho, la tengo en DVD y la he visto como tres o cuatro veces. No es una gran película, Clint Eastwood ha dirigido mejores, pero me gusta porque cuenta una historia entretenida, está bien interpretada y dirigida, y no contiene violencia explícita, pese a ser un thriller, ni escenas gratuitas de sexo, ni romanticismo. No sabía, sin embargo, que estuviera basada en una novela. Que a su vez relata unos hechos que sucedieron de verdad en Savannah (Georgia, USA) unas décadas atrás. Decidí leer la novela. Y no me arrepiento en absoluto.
Medianoche en el jardín del bien y del mal no es una obra maestra: por el tipo de novela de que se trata, carece de trasfondo filosófico y de moral, y esto es lo único que le puedo criticar. Por lo demás, engancha y entretiene de principio a fin, pese a incluir numerosos datos históricos sobre la ciudad de Savannah; está muy bien escrita; y quizá porque lo que cuenta sucedió de verdad, la historia resulta original. Además, tiene unos toques de humor inesperados y bastante buenos que te arrancan una carcajada sincera.
No desvelo nada importante si digo que el motor de la historia es la muerte, no voy a decir ni asesinato ni homicidio (el lector ha de juzgar por sí mismo), del joven chapero Danny Hansford a manos del restaurador y mercante de antigüedades James Williams. Pero lo que realmente atrapa es la serie de personajes que aparecen descritos en la novela, algunos de ellos sin relación directa con el crimen: estafadores, drag-queens, sacerdotisas de vudú, pianistas… No solo el paisaje, el paisanaje de Savannah resulta también fascinante al leer la novela. Y lo cierto es que tras terminarla, entran muchas ganas de visitar la ciudad.
Todo lo que contiene la novela es un resumen de las experiencias del autor, John Berendt, durante sus estancias en Savannah a lo largo de varios años. De lo que allí vivió y de la gente que conoció. Y hay que agradecerle una cosa al autor: apenas se nota su presencia, no es más que un mero observador la mayor parte del tiempo (si bien realiza alguna que otra intervención, siempre sutil y bien traída en la historia). Sospecho que muchos otros escritores se habrían puesto de protagonistas absolutos.
Curiosidades acerca de la novela y la película. De la novela, en principio se imprimieron “solo” 25,000 copias, pero no tardó en convertirse en un New York Times Best-Seller, categoría que mantuvo durante 216 semanas seguidas, lo que la convirtió en el New York Times Best-Seller de mayor permanencia de la historia hasta el momento.
De la película. Pese a contar con un nada desdeñable elenco de actores (en el que destacan John Cusack, Kevin Spacey y Jude Law) y un director bastante hábil, la película fue un fracaso comercial. Quizá porque carece, como ya dije, de violencia, sexo y romanticismo.
Otra curiosidad atañe a Kevin Spacey. A mí me había parecido que, como siempre, está extraordinario en el papel. Recrea a un James Williams carismático e inquietante. Sin embargo, Berendt, que conoció al autentico Williams, opinó en su momento que su interpretación era desastrosa. Que James Williams había sido una persona muy viva, y no pausada como la representa Spacey. Al parecer, Spacey había basado su interpretación en las cintas que había escuchado de Williams durante su tercer juicio, en el que, detalle que Spacey desconocía, Williams había tomado Valium.
Cosas que pasan.
La novela fue publicada en España en el 2015 por la editorial Literatura Random House. No te arrepentirás si decides leerla.