CAMBIOS: un pequeño relato sobre tu insignificancia

Escribí un pequeño, muy pequeño relato. Habla de las personas, de nuestros cambios, de nuestra resilencia. Y de lo poco que importa todo a la hora de la verdad, cuando caminamos y contemplamos a los dioses.

A esta fotografía sólo le sobra la presencia del fotógrafo.

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CAMBIOS

Cerré los ojos y llené mis pulmones en una única y profunda inspiración. Era un día soleado y el aire estaba limpio.

¡Por fin podía volver a la montaña! ¡Salir y caminar de nuevo! Nos había quitado la libertad un pequeño virus, algo que ni siquiera veíamos. Quién nos lo iba a decir.

Me había cambiado, nos había cambiado a todos. Éramos más conscientes, más libres, capaces de disfrutar de las pequeñas cosas. Habíamos aprendido que la felicidad está en los detalles.

Recorrí la ciudad con ojos nuevos, descubriendo las calles que empezaban a vivir y a respirar mientras escuchaba canciones alegres y llenas de energía. Hasta las emisoras de radio parecían diferentes.

Dejé atrás ciudades y autovías. Había gente en las calles de los pueblos, rostros felices, comercios que abrían y otros que no lo volverían a hacer nunca. Todo había cambiado: la economía, las calles, las personas. Yo.

Aparqué el coche, saqué la mochila del maletero y la coloqué sobre mis hombros. Pesaba poco. Ya no llevaba cámara de fotos, batería para el móvil o una chaqueta extra. Todo lo que necesitaba estaba más adelante, donde los valles, ríos y bosques, y mis amigas las montañas, viejas amigas de siempre, me estarían esperando desde hacía tiempo.

Comencé a caminar, feliz, emocionado de algún modo, como cuando te encuentras con alguien muy querido. Quería compartir mi cambio, mi nuevo yo, mi nueva vida, mi nuevo mundo.

Pero cuando llegué hasta ellas, ajenas a mi felicidad y mi tristeza, ignorando el miedo y las ausencias de los hombres, las montañas, inmensas y eternas, seguían exactamente igual.

4 comments on CAMBIOS: un pequeño relato sobre tu insignificancia

    1. Bueno, el viento no estropea la magia… Aunque a veces nos tira al suelo y nos hace quedar como ceporros, pero de eso tenemos nosotros la culpa, que el viento estaba ahí antes que nosotros 😉

    1. Esas ideas suelen venirme cuando empiezo a caminar, con esos primeros pasos que damos todos en silencio.

      Cuando he tomado altura, por lo general sólo pienso en la bajada 😀

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