LAS VOCES DE ADRIANA




Reseña escrita a cuatro manos entre Jesús Durán y Libertad García-Villada.


Buenas. Hoy, casi ya fuera de tiempo, venimos con la reseña del último libro de Sant Jordi 2023. Libro firmado y dedicado, como los dos anteriores de Sant Jordi 2023 que reseñamos: Antes del salto y Nosotros.

Ahora es el turno de Las voces de Adriana, de Elvira Navarro.

Es obvio que hemos tardado mucho en escribir esta reseña. El libro lo leímos hace meses. Pero esta entrada se nos resistía. Pensamos que antes de escribirla debíamos leer algo más de la autora. Desafortunadamente, no nos ha dado tiempo: demasiados libros por leer y demasiado poco tiempo. Queda en la lista y no lo descartamos. Tal vez firme este Sant Jordi 2024 y sea el momento. Pero, mientras tanto, dejamos aquí unos apuntes sobre la obra.

Es obvio también, tras los dos anteriores párrafos, que no se trata de una reseña fácil de escribir. Porque Las voces de Adriana, aunque se venda como tal, no es una novela. O no una novela como la solemos entender, al uso, a saber, compuesta de planteamiento, nudo y desenlace. Nada de esto. Y no comprendemos del todo lo que la autora ha intentado transmitir con ella. Es decir, que no ha terminado de llegarnos. Tal vez seamos algo cuadriculados o unos lectores pésimos, o quizá los autores ya no saben qué inventar para crear una historia diferente. Cuando lo importante —en la mayoría de las ocasiones— no es la historia, sino cómo te la cuentan.

Lástima, en cualquier caso, de malentendido o incomprensión, porque Elvira Navarro escribe bien, con un lenguaje cuidado, preciso y pulcro. La novela da gusto leerla en este sentido: se disfruta cada frase, cada párrafo y lo que se cuenta.

Las voces de Adriana está editada por Random House y tiene una extensión de 143 páginas. El diseño de la cubierta corre a cargo de Penguin Random House Grupo Editorial. La fotografía que aparece en la misma es obra de Raquel Chicheri. Los ejemplares que tenemos —como siempre son dos libros los que adquirimos— es una segunda edición de febrero de 2023.

La novela está dividida en tres partes, carentes de diálogos y por completo diferentes.


La primera (titulada El padre), que es la que plantea la promesa de una novela como se espera, nos cuenta un poco sobre Adriana, una joven dedicada a su tesis doctoral, y mucho sobre su padre, viudo reciente, y su vida amorosa, que orquesta a través de aplicaciones para ligar. En esta primera parte, que se compone de los pensamientos y dudas de Adriana, nos da a entender que este es el planteamiento, lo que va a determinar el carácter de la novela: la relación entre Adriana y su padre, y los desatinos de este en materia amorosa. Es una parte que se disfruta, que contiene humor y drama en las dosis adecuadas, bien equilibradas, y que entretiene mucho.


«Su padre tenía una fortaleza total, desmesurada. Pero en el geriátrico su alegría se había resentido. Convivir con viejos ensimismados, casi muertos, a veces atrapados en movimientos espasmódicos o en algún lugar del pasado, era un golpe demasiado duro».


La segunda (titulada La casa) es básicamente la descripción de una casa de pueblo de toda la vida. Una casa importante para Adriana, porque en ella vivió gran parte de su infancia. La descripción, pues, está ligada a las emociones, nostálgicas, que la casa incita en nuestra protagonista. Es un fragmento bello, sin duda, pero no lo que el lector espera tras leer la primera parte. Ocupa una extensión mínima dentro de la novela.


«Oía voces; Adriana a veces especulaba con que quizás eran las mismas voces que la habían asaltado a ella».


La tercera (titulada Las voces) recoge de nuevo los «pensamientos» de Adriana, y también los de su madre y de su abuela. Cada una tiene su turno y su voz. Nos hablan de lo que ha sido su vida, o, mejor dicho, lo más importante, el motor, el centro de la misma, distinto según la mujer y la época en que le tocó vivir. Esta parte es extraña en su estructura y por completo inesperada. En algunos momentos nos parece un test del que desconocemos las preguntas formuladas, que el lector se ve obligado a imaginar mientras lee las respuestas. Con todo, sentimos que este tramo es el más importante, lo que realmente quiere transmitir la autora: cómo la vida, la de las mujeres sobre todo, ha cambiado a lo largo de las tres últimas generaciones. Cuáles eran las expectativas entonces y ahora. Cómo era y es el día a día. Y es una reflexión interesante. Y creemos que tendría que haber dominado la novela desde el principio o haber sido expresada de otra manera.


«No sé para qué me sirven estos recuerdos si ya le he perdonado. ¿Por qué no se olvidan las cosas que se perdonan?».


¿Que podemos decir para cerrar esta reseña? ¿Recomendamos la novela? Es corta y se lee bien. Se disfruta, como ya hemos indicado, por cómo está escrita. El resto, la interpretación, depende de cada uno. No es una mala historia: está contada de una manera especial. No decepcionará en este sentido.

Tal vez, nosotros no hemos sabido escuchar algunas de las voces.




Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.