Tópicos para aburrir: Mujer en la nevera

Los tópicos nos rodean por todas partes, tanto, tanto, que a veces ni nos damos cuenta.

¿Conoces el tópico de “mujer en la nevera“? Aquí lo explican muy bien.

Nació a raiz de la muerte de la mujer de un personaje de cómics, Green Lantern, más conocido gracias a las camisetas de Sheldon Cooper que a la película o a los cientos de comics… Te puedes imaginar la escena, ¿no? El protagonista llega a casa, su mujer ha sido asesinada y se la encuentra metida en la nevera.

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Este hecho hace que el héroe inicie una épica gesta para vengar a su esposa muerta, etc, etc.

En fin. Ahora nos paramos a pensar en lo que estamos viendo: una mujer muere, fuera de escena, y así el protagonista consigue un motivo, una razón para actuar. La muerte de la mujer sirve como excusa, como gancho de la historia, para darle al protagonista masculino algo que hacer con su vida, más o menos.

Este “gancho”, este tópico, está tan usado que podríamos llenar unas cuantas páginas de imagesejemplos. Algunos de ellos son originales, como en The Crow, donde James O’Barr lleva al espíritu de la venganza un paso más allá, literalmente, donde el dolor es más intenso que la muerte.

Otros no lo son tanto, y se limitan a contarnos, a veces simplemente con cuatro frases o un pequeño flashback, que el doliente viudo está rabioso y quiere matar a los malvados y bidimensionales asesinos que acabaron con la vida de su esposa, mientras inicia una nueva relación con una chica más jóven, más mona y más viva, la mayor parte del tiempo, que la anterior. Como a todos se nos ocurren libros, películas o cómics en los que este argumento resulta dolorosamente reconocible, mejor no ponemos ejemplos.

Oh, venga. Tiempo de la búsqueda: 12 segundos.

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Esta situación no suele darse a la inversa, pero claro, ya hemos comentado aquí que la presencia de personajes femeninos protagonistas no es demasiado habitual, por usar un eufemismo.

¿Cuándo comienza el tópico a volverse aburrido? Compruebo, horrorizado, que yo mismo he recurrido a él en más de una ocasión. Entono el mea culpa y me hago la firme promesa de trabajar en argumentos menos previsibles, en no recurrir a soluciones fáciles para provocar el conflicto y el cambio de mis personajes, en no darles a los lectores y espectadores el mismo plato de comida una y otra vez, cambiándole el nombre y la presentación.

Y, ya de paso, intentaré tratar a todos mis personajes con respeto y no usarlos simplemente como excusa, aunque sólo sea por no banalizar la vida más de lo necesario.

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