Puteros y violadores controlan a nuestros héroes

Corría el año 2010. En la localidad de Arroyo de San Serván, un guardia municipal entró en una casa y salió de ella liberando a una niña de 14 años que llevaba semanas siendo retenida y prostituida contra su voluntad, es decir, violada repetidamente por, entre otros, algunos vecinos del pueblo.

En la casa vivían hasta treinta personas.

El hombre entró sólo. Desarmado. Porque era lo correcto.

«No me lo pensé. Fui a la casa y conminé a que me la entregaran»

Recuerdo cuando leí la noticia.  Este hombre se convirtió en mi héroe. «Eso sí es tener valor», pensé. Eso sí es hacer lo correcto, servir a los ciudadanos, marcar una diferencia. Eso es vivir con rectitud.

«Pensado a posteriori, la verdad es que pienso que me jugué el tipo pero lo hice de esa manera, y en ese momento, porque pensé que era la mejor manera para liberarla», comenta el policía local, quien admite que, tras esa actuación, pasó varios días con los nervios metidos en el cuerpo.

Hoy me levanto con esta noticia. Leo que su mujer está recogiendo firmas para que cese el mobbing que está sufriendo su marido. El alcalde de la localidad dice que eso no es cierto, que “en breve también será informado el pueblo de Arroyo con documentación para que sepan la verdad”. De la noticia destaco estos párrafos:

Pasaron tres años y medio, y en junio de 2014, el mismo día que la Audiencia Provincial de Badajoz condenaba por los hechos a 12 personas (entre ellos el juez de paz de la localidad), con penas de entre 26 y un año de prisión (fallo que se reiteró un año más tarde), el alcalde de Arroyo Juan Moreno ordenó un cambio en el puesto de trabajo del policía local Pedro Torrado.

[…] Lo cierto es que con aquella intervención de diciembre de 2010 se pusieron al descubierto conductas muy reprobables de vecinos del pueblo –uno de ellos se suicidó a consecuencia de ello-, recogidas parcialmente en la sentencia.

Algunos vecinos de la localidad fueron acusados. Uno de ellos se suicidó, ojo al dato, no por la culpabilidad de haber participado, o consentido, o-lo-que-sea en la violación de una niña, sino “a consecuencia de que se pusieron al descubierto sus conductas“.

Creo, como ya he comentado antes, que tenemos tan arraigada la prostitución en nuestra sociedad que no somos capaces de ver lo que hay detrás. Aceptamos la trata de mujeres y la violación como una consecuencia de nuestro derecho a follar a cambio de dinero.

Cosas que pasan. Y así nos va.

No digo que “puteros y violadores” controlen a nuestros héroes de forma literal. Pero la sociedad sí lo hace, porque se lo permitimos. Porque participamos. Pero, cuando Pedro se mire al espejo, verá a un hombre honesto, y eso es lo único que importa.

Hay una petición abierta en Change.org, por si te interesa. Yo, de momento, voy a enterrarme en el jardín y no saldré en unos cuantos días.

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